sábado, 20 de junio de 2009

La folie o la dulce locura 2.....


Había pasado la medianoche cuando las nubes cubrieron mi ciudad. El cielo se torno rojizo y un aire con sabor a humedad empezó a recorrer las calles. El tiempo iba a cambiar, ya nada quedaba del calor sofocante de aquella tarde.

Mientras paseaba, el cielo comenzó a iluminarse con timidez, como queriendo avisar de la inminente llegada de la tormenta. El aire soplaba cada vez con más fuerza, decidí buscar un lugar donde poder resguardarme y contemplar uno de los fenómenos naturales que aunque no me apasionan, me producen tranquilidad (cosa rara). Las tormentas son un verdadero espectáculo, efectos visuales, sonoros y acuáticos en un solo instante y nadie te cobra por poder presenciarlo. La naturaleza está llena de momentos fabulosos y nosotros nos empeñamos en destruirla, aunque esto sería un tema aparte...

Andaba en busca de refugio cuando encontré un banco, estaba situado en un lugar bastante oscuro, pero un pequeño techo de metal procedente de un garaje lo protegía de la lluvia. Decidí que aquél podría ser un buen lugar para contemplar el espectáculo. Me senté, me senté a observar y a los pocos minutos toda la calle se iluminó gracias a un gran relámpago, el sonido tardó unos segundos en llegar, pero cuando lo hizo pareció como si el cielo se hubiera resquebrajado. La lluvia comenzó a caer, poco a poco se animaba hasta que el agua se convirtió en un espeso manto que impedía la visión más allá de unos pocos metros.

Allí me encontraba, apurando el tiempo cuando una figura empezó a distinguirse en aquella lluvia, corría hacia mi, buscaba refugio. Cuando llegó se sentó en el banco, estaba completamente empapada. La miré, no la había visto nunca, llevo en este este sitio mucho tiempo, todas las caras me resultan conocidas, pero aquella chica, era la primera vez que la veía. Estuvo unos segundos en silencio, me miró y me pidió que la invitara a un cigarrillo. Allí permaneció en silencio, solo se escuchaba el golpeo de la lluvia en el suelo.

De repente la misteriosa chica rompió su silencio: “Tu alma emana dolor, tu espíritu parece morir, debes soltar el lastre que llevas dentro, hiciste lo que debías hacer, lo que se esperaba de ti, las cosas no siempre salen como queremos. No te preocupes, yo conozco el camino y te lo mostraré, mira hacia delante, el mundo esta lleno de oportunidades, momentos maravillosos que te quedan por vivir, simplemente abre los ojos y dale una oportunidad a las personas”.

A continuación la chica se levantó, se acercó a mi y me beso la mejilla, se acerco a mi oído y me susurro una palabra: “futuro”. Se dio la vuelta y empezó a andar. Yo pude ver como su figura se empezaba a adentrar en ese manto de agua. Poco a poco, paso a paso, fue desapareciendo, tal como vino, se marcho. Me quede allí sentado, sorprendido, buscando una explicación para lo que había sucedido, intentando comprender quién era esa persona y como podía saber tantas cosas de mi. Permanecí en aquél banco un buen rato, no puede concretar cuanto, parecía como si el tiempo se hubiera detenido.

Me levanté del banco, la lluvia comenzaba a amainar, emprendí el camino a casa. Esa noche todo cambió, las pesadillas se transformaron en sueños, el negro comenzó a convertirse en gris, más tarde en blanco. Esa extraña experiencia me alteró en demasía...
Delirios...jajjajajaja

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