Agosto y el Polvo Saharaui
Llega un momento, que por circunstancias varias, cosas que te rodean hasta ahora cogen otro camino, diferente al de uno mismo. ¿Crisis del cuarto de siglo?.
Cada uno lo vive de una manera, tanto que por unos pasa con más fuerza como que por otros ni pasa, haciendo que un día, cansado, te mires al espejo y aún no encontrando explicación, te das cuenta de que no eres el mism@.
Bendita ingenuidad que te envuelve en la temprana juventud, la cual, es apartada por el afloramiento de tu personalidad, tus opiniones y el forjado de los gustos.
Llegado a este momento, ríes con más ganas y te das cuenta de que gran parte de los problemas que se te plantean, no tienen tanta gravedad como uno piensa. Los amigos han descendido en número pero aumentado en calidad, aprendiendo a valorar con ello los "planes de día".
Digo esto porque salir tres días cada fin de semana ya no se hace necesario, con la resaca de una noche tienes para dos semanas y pillar cacho esas noches está demasiado vacío (según situación personal).
¿Solución?: Un bar, buena compañía, cervezas, música de fondo, y que te muevan de ahí. Con esto caes en que antes solíamos conformarnos con cualquier cosa, siendo capaces ahora de distinguir lo bueno de lo mediocre, observando que todo está en los detalles.
Queremos crecer, pero por este ímpetu, a veces nos hace comportarnos como si tuviésemos dieciocho años que otras veces nos parecemos a nuestros padres...El Yin y el Yan...y eso amigos, eso es signo de madurez hermanos y hermanas.
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